viernes, 6 de mayo de 2016

Mi casamiento... ahora somos una familia

Bueno, hacía mucho que tenía ganas de escribir esta entrada, porque me llena de felicidad compartir con mis lectores que el pasado 23 de abril me uní en matrimonio con mi pareja. Decidimos casarnos y como justo en esa fecha mi mamá y hermana estarían terminando su recorrido por Europa nos pareció perfecto para que también ellas pudieran formar parte de ese día tan importante para nosotros.

Formar nuestra familia es un tema que siempre estuvo hablado en nuestra relación y después de una hermosa cena de San Valentín, decidimos comenzar a concretarlo. Lo más complicado fue juntar todos los documentos necesarios para presentar en la mairie, es decir el lugar donde se lleva a cabo la parte civil acá en Francia. Si bien será tema de otro post.

El primer paso que dimos fue vivir juntos, porque quien habrá leído la entrada Fin de la era au pair, sabrá lo mal que lo estaba pasando con esa familia y ya no tenía sentido (más que por lo económico)de permanecer en ese lugar.

Luego de un mes reuniendo papeles y disfrutando de la convivencia con el hombre que amo, presentamos todo para pedir la fecha y nos dieron el sí. Estaba listo, a finales de abril seriamos marido y mujer.

Decidimos hacer una fiesta chiquita, entre amigos y familiares, porque a ninguno nos gusta hacer grandes eventos ya que nos parece que es una celebración para disfrutarla junto a los que nos quieren y queremos. Elegimos nuestras alianzas, yo me fui a París a comprar mi vestido y luego todo iba a depender de mi novio, porque durante el mes de abril mi mamá y hermana estarían acá de vacaciones, hacía casi un año que no las veía y yo sería un poco la guía turística y traductora, así que mucho no iba a estar en mi casa, por lo que él tendría que ultimar todo.

Volví el miércoles a la noche -uno de los momentos más lindos fue salir del aeropuerto y verlo a él, esperándonos ese miércoles, después de 10 días separados- quedaban dos días para la boda y aún debía comprar las flores, organizar la decoración para las mesas y ajustar detalles, nada que con la ayuda de mi familia, amigos y novio no se lograra. 

No me arrepiento de haber viajado con mi familia ya que esa distancia me sirvió para pensar y reflexionar sobre el gran paso que iba a dar, pero como siempre supe, él es el amor de mi vida.

El sábado a la mañana nos levantamos juntos, nos vestimos, yo no tenía nervios, estaba emocionada. Tomamos un té que yo ni terminé porque era el té o el maquillaje y debía apurarme.

Un amigo de él vino a buscarnos, y cuando llegamos a la mairie, un antiguo edificio (1601) ya nos esperaban amigos y familiares para sacarse fotos, felicitarnos y entrar, subiendo una escaleras hermosas a una sala decorada con estilo barroco propia de un cuento de hadas, donde Ariel, una mujer con mucho humor y sentimiento nos casó.


Ella nos recordó que un matrimonio es una unión llena de responsabilidades que nos debemos el uno al otro, sin olvidar nuestras metas individuales pero también creando un nuevo proyecto juntos, basado siempre en el respeto y la fidelidad.
Después nos fuimos al castillo de Chantilly donde sacamos algunas fotos y volvimos a la casa de los padres de mi novio, quienes nos recibieron con una hermosa cena.

Realmente fue uno de los días más especiales de mi vida, lleno de emociones y sentimientos... tan mágico como siempre lo soñé, porque estuve rodeada de gente que me quiere, aunque obvio, faltó mi familia completa.
Mairie de Compiègne


(izq. a der.) Hermana, yo, novio y mamá


Ariel de espaldas

El Alcalde de Compiègne


Tatiana mi mejor amiga y fotógrafa de la boda
Chateau de Chantilly

À bienôt


Alimenta a las mascotas!